Anoche vi esta película por primera vez en --no sé-- quizá quince años. Sorprenden ahora varias cosas. La primera, que fumen. Sé que resulta ridículo, pero ahora no fuma nadie en las películas americanas. O solo los malos, en el peor de los casos. Otra, el doblaje: que si bled runer, que si blaid runer... Uno no sabe al final cómo se titula. Eran los tiempos de los yedis, que no yedáis, de Darz Vader, que no Veider. Pero lo más llamativo es la absoluta inexistencia de teléfonos móviles en el año 2019. Supongo que, a juzgar por la tecnología que ahí se presenta, como consecuencia de un cataclismo comunicativo a escala mundial. ¿Y qué decir de Internet? ¿Y qué os parecen los monitores que se usaban, con esos botones giratorios tan modernos? En algún momento me pareció, incluso, que las fotos eran las míticas polaroids, pero estaba equivocado. Qué pena. Era un resto atávico digno de figurar.
P.S.: Para los friquis, otro argumento de que el prota es un replicante: A los motivos aducidos en la Wikipedia --alguno definitivo--, añadiría la sombra de duda en que nos sume la pregunta de Rachel sobre si se ha aplicado alguna vez la máquina a sí mismo, que parece fruto de una sospecha, o quizá no, pero que de cualquier forma queda en el aire.
sábado, 20 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario