miércoles, 5 de agosto de 2009

Algunos libros más sobre la Segunda Guerra Mundial

Después de muchos años de no leer más que ensayos o libros de los Siglos de Oro, empezar a dar clases me ha permitido seguir otra derrota. Aparte de los libros que ya haya mencionado por aquí (pienso en El niño con el pijama de rayas o Paradero desconocido, que acaba de aparecer), como estoy haciendo una suerte de revisión para poner al día el blog, diré que transcurren durante o tratan de la Segunda Guerra Mundial otras tres novelas que tengo delante: Reencuentro, de Fred Ulhman (1960, 1971; ahora, Tusquets, 2008); El lector, de Bernhard Schilink (1995, hoy en Anagrama, 2009) y Vida y destino de Vasili Grossman (Galaxia Gutemberg).

La primera, novelita de reconciliación, no me parece nada de otro mundo. La segunda, historia de amor cuyo telón de fondo pasa a primer plano al cambiar la condición (profesional) de la mujer implicada, tiene más chicha. En particular, el asuntillo del analfabetismo. No he visto la peli, así que no opino.

Pero la tercera, Vida y destino, es una joya. Sin duda, es la mejor novela realista que he leído, y un libro duro. Como esta valoración depende de lo que haya leído, comentaré solo de pasada que da sopas con honda a su referente máximo, nada menos que Tolstoi. Su tratamiendo de la guerra en la trinchera, su humanismo reflexivo, su compasión (en sentido etimológico) la convierten en una lección sobre la condición humana y sobre la dignidad, eso sin perder de vista otros méritos, como su estudio de la burocracia, esas cadenas de la libertad, nota máxima del Estado comunista, seña de su omnipotencia sobre el individuo; o sobre la responsabilidad de la investigación científica o el descubrimiento --uno entre miles--de algunos rasgos de carácter dominantes en el siglo XX, como, por ejemplo, la sumisión:
Hubo episodios en que se formaron enormes colas en las inmediaciones del lugar de la ejecución y eran las propias víctimas las que regulaban el movimiento de las colas. (p. 261)
Tremendo.

O el hallazgo del desolador escepticismo en que madura precozmente la juventud: "En general, es estúpido creer. Hay que vivir sin creer" --dice una joven, contraponiendo su generación a la de su tía. Y cuando le replican preguntando si esa es la filosofía del teniente con el que mantiene relaciones, responde lo siguiente: "Dentro de tres semanas irá al frente. Ahí está la filosofía: Hoy está vivo, mañana ya no." (pp. 954-955)



La calidad literaria también se mide en la obra de Grossman por la profundidad de sus personajes, la solidez de la trama o su capacidad sorpresiva o conmovedora incluso cuando ya uno no espera más que el anticlímax que lleve dulce y triste a las últimas líneas. No le sobra una palabra, en sus más de mil páginas. Creo que no es poco decir.

La foto es de Arkady Shaiket. Un acierto editorial, la portada.

Por añadir algunos títulos más sobre el tema, recomiendo uno que me gustó mucho hace demasiado como para comentarlo: En busca de Klingsor, de Jorge Volpi, con la carrera por la bomba como tema y anuncio que un día de estos leeré a Rees (hace años que tengo Auschwitz esperando en la estantería). Por cerrar el asunto, aparte del testimonio de Ana Frank pero hasta cierto punto en la misma línea, contamos con otros dos de primer orden, ambos referidos a su permanencia en campos de concentración: Imre Kertész y Primo Levi. Del primero leí varios libros hace unos años, cuando le otorgaron el Nobel: Yo otro, Kaddish por el hijo no nacido, Sin destino. No me convencieron demasiado. La trilogía de Levi (o eso pensé que era, por la oferta editorial) resulta más emocionante. Empezando por el título de la primera parte. La componen: Si esto es un hombre, La tregua, Los hundidos y los salvados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegro que te guste Vida y destino de Vassili Grossman.He terminado de leerlo y te aseguro que haré más de una relectura.No es masoquismo es que me ha gustado tanto que merece la pena guardarle un cierto culto.Bueno, en general me gusta la literatura rusa del siglo XIX, la gran literatura social rusa: Dostoivsky, Turgeniev, Chejov, Tolstoi, etc..Y para mi, Grossman es de la raza de Tolstoi,capaz de crear un mundo con cierta cantidad de personajes.Pero lo que me gusta de este tipo literatura es que tiene un rasgo metafisico, de tocar temas que la literatura en general no toca o lo hace de manera superficial.Hay momentos de libro que parece un ensayo porque se molesta de darnos su opinión sobre la libertad,sobre el fascismo, sobre la muerte..etc...Un saludo cordial