viernes, 10 de abril de 2009

Camino

Aunque llevo un enorme retraso con las reseñas o comentarios de libros recién leídos, quiero dejar una nota sobre Camino, de Javier Fesser.

He podido ojear (en internet no se puede hojear) numerosas críticas de la película, siempre con mayor detenimiento las que procedían de miembros declarados del Opus Dei o, cuando menos, simpatizantes encubiertos. Lo cierto es que me parece un largometraje muy bien acabado. Nada que objetar en lo formal, supongo. Por ejemplo, el sorprendente manejo de la música, es un acierto. El contenido y su posible referente histórico es lo que ha generado polémica. Como por desgracia me ha tocado ver en alguien muy próximo muchas de las realidades que ahí se representan (absoluta separación de géneros en todo momento y lugar, censura epistolar, aunque se niegue, renuncia a todo vínculo afectivo preexistente --familiar o no--, etc.) y conozco algunas otras cosas que no figuran en ella, dejo la cuestión de lado y recuerdo que solo a base de talonario fue excluida esta organización del catálogo de sectas vigente en Alemania, pongo por caso. El talonario, siempre tan a mano, cuántas cosillas les ha resuelto.

Solo escribiré una idea. A pesar de que esta gente sigue pensando --con razón, porque obligan a pensar-- que los libros son peligrosos, a pesar de que por eso redactan sus consabidas "calificaciones doctrinales" y prohíben casi de todo a sus prosélitos, no reparan en que el lector es esencialmente libre, no parecen darse cuenta de que el "cierre", resulta fundamental para cualquier obra "en movimiento" --diría Eco--. De este modo, la edificante vida de Bernadette no puede ser otra cosa para una niña enamorada que la historia de su amor por Antoine. Y nada más. Y nada menos. La muerte de Alexia, cuyo proceso ignoro y carece de todo interés para mí, bien me parece que puede inspirar la creación de Fesser.

Por terminar, el burdo maniqueísmo de que se tilda cualquier metáfora de la película, constituye la sustancia de la religión que profesa ese grupo, para no hablar de que, verbigracia, que confluyan en la ficción la Obra de Escrivá y la obra de teatro infantil no dista demasiado de la metáfora misma del creador del Opus, para no hablar de que la profundidad del Gran teatro del mundo puede llegar mucho más lejos, si se quiere, de la mano de un sacerdote del siglo XVII. En cuanto a los elementos oníricos... a mí me encantaron. Parece que algunos comentaristas no saben distinguir el sueño y la vigilia, como no saben tampoco diferenciar realidad y ficción porque no están dispuestos a tolerar en esta o en aquel elementos que discutan su fe. Pero claro, que el mundo se divida en bien y mal, alma y cuerpo, santos y pecadores, no es maniqueo. Dispensen ustedes. ¿En qué estaría yo pensando?

La peli hay que verla. El dramón y lo que va debajo.

Jerónimo de Pasamonte

Hace no tanto que escribí esta autobiografía que, finalmente, no va a ninguna parte, y aquí dejo, no sin recomendar la lectura de su libro, que puede encontrarse aquí, en edición de Florencio Sevilla:

Pasamonte, Jerónimo. Ibdes (Zaragoza), 1553 — ?, post. 26 de enero de 1605. Soldado y escritor.
Jerónimo de Pasamonte nació en Ibdes en 1553. Huérfano desde los diez años, tras servir al obispo de Soria e iniciar estudios de gramática y latín con su tío de regreso a Aragón, ve frustrado su intento de meterse a fraile por la negativa de su hermano mayor y la falta de renta, de modo que se asienta como soldado en la compañía que está formando el capitán Enrique Centellas para el tercio de Miguel de Moncada, al que pertenecía Cervantes. Interviene en las jornadas de Lepanto, Navarino y Túnez. Cae preso en la defensa de La Goleta (1574) y padece un cautiverio de dieciocho años, parte del cual transcurre en galeras. Una vez rescatado acude a Roma para dar gracias por su liberación en los santos lugares y retorna a España en 1593, donde hace circular su autobiografía de forma manuscrita con la pretensión de obtener algún beneficio por los servicios prestados al rey. Ante el fracaso de sus gestiones, se ve obligado a regresar a Italia en 1595 para continuar su servicio como soldado. Allí prosigue su autobiografía y da muestras de cierto desequilibrio mental, que combate desde su religiosidad. Debido a una deficiente vista, obtiene una plaza de residente en Nápoles, que supone mayor estabilidad y la dispensa de la milicia activa. Es el momento en que contrae matrimonio con una española recogida hasta entonces en el monasterio de San Eligio y surgen las desavenencias con sus suegros y su cuñada, a quienes cree endemoniados. Aunque el último dato absolutamente fidedigno que se conoce de Jerónimo de Pasamonte procede de 1605, Melendo Pomareta (2001, 2002) ha aportado documentos que sugieren su regreso a España y el cumplimiento de una antigua promesa y vocación con su ingreso como fraile bernardo en el Monasterio de Piedra.
La Vida y trabajos de Gerónimo de Pasamonte ha resultado de sumo interés para los cervantistas pues podría esclarecer definitivamente la identidad de Alonso Fernández de Avellaneda y los motivos de su rivalidad con Cervantes. En la versión que corrió manuscrita en 1593, Jerónimo de Pasamonte se atribuye falsamente la actitud heroica del alcalaíno en Lepanto al describir su participación en la toma de La Goleta (1573), donde no hubo verdadero combate por huida del enemigo. Tal adjudicación pudo llevar a Cervantes a realizar un despiadado retrato de aquel en la primera parte del Quijote a través de la figura de Ginés de Pasamonte, así como una autobiografía meliorativa en la Historia del Capitán Cautivo para mostrar su superioridad artística. Pasamonte había ampliado su Vida, añadiendo una segunda parte a la versión inicial. El 26 de enero de 1605 la tiene por concluida y fecha la última de las dedicatorias en Capua (Italia) pero la publicación del Quijote impide que la dé a la prensa, aunque cuenta con licencia, para evitar su identificación con el denostado galeote del capítulo XXII, autor asimismo de una autobiografía. Este es el punto de partida de una disputa literaria que originará la réplica de Pasamonte con el pseudónimo de Avellaneda y se extenderá a diversos textos cervantinos donde alternan alusiones a la Vida y trabajos y al Quijote apócrifo como escritos de un mismo aragonés. La autobiografía de Pasamonte permanecerá inédita hasta 1922.

Obras de Jerónimo de Pasamonte: Vida y trabajos de Gerónimo de Pasamonte, 1605 (inéd.) [Biblioteca Nazionale Vittorio Emanuelle III de Nápoles] (ed. de R. Foulché-Delbosc, Revue Hispanique, LV, 1922, págs. 310-446; ed. de J. M. de Cossío, Autobiografías de soldados: siglo XVII, Madrid, Atlas, Biblioteca de autores españoles, núm. 90, 1956; ed. de F. Sevilla Arroyo, Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2004)

Bibliografía, en orden cronológico: M. de Riquer, “El Quijote y los libros”, en Papeles de Son Armadans, XIV (1969), págs. 9-24; M.de Riquer, “Introducción” a Alonso Fernández de Avellaneda, Don Quijote de la Mancha, ed. de M. de Riquer, Clásicos Castellanos, Espasa-Calpe, vol. I, Madrid, 1972, págs. VII‑CIV; M.de Riquer “Apéndice II” a Alonso Fernández de Avellaneda, Don Quijote de la Mancha, ed. de M. de Riquer, cit., vol. III, págs. 236-252; G. Camamis, Estudios sobre el cautiverio en el Siglo de Oro, Gredos, Madrid, 1977; M. de Riquer, Cervantes, Pasamonte y Avellaneda, Barcelona, editorial Sirmio, 1988; D. Eisenberg, “Cervantes, Lope y Avellaneda” (1984), en D. Eisenberg, Estudios cervantinos, Barcelona, Sirmio, 1991, págs. 119-141; V. Azcune, “Avellaneda no es Passamonte”, en Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica, 16, 1998, págs. 247-254; K. Sliwa, Documentos de Miguel de Cervantes Saavedra, Pamplona, Eunsa, 1999; A. Martín Jiménez, El «Quijote» de Cervantes y El «Quijote» de Pasamonte, una imitación recíproca: la vida de Pasamonte y Avellaneda, Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 2001; J. Melendo Pomareta, “¿Murió Jerónimo de Passamonte en Carenas? (I)”, en El Pelado de Ybides (revista local editada por la Asociación Cultural Amigos Villa de Ibdes), 20 (2001), pp. 14-15. J. Melendo Pomareta, “¿Murió Jerónimo de Passamonte en Carenas? (y II)”, en El Pelado de Ybides (revista local editada por la Asociación Cultural Amigos Villa de Ibdes), 21 (2002), pp. 10-11; A. Martín Jiménez, “Cervantes versus Pasamonte («Avellaneda»): Crónica de una venganza literaria”, en Tonos, Revista electrónica de estudios filológicos, núm. VIII (2004); A. Martín Jiménez, Cervantes y Pasamonte: la réplica cervantina al Quijote de Avellaneda, Madrid, Estudios Críticos de literatura, núm. 18, Biblioteca Nueva, 2005; A. Martín Jiménez, “El lugar de origen de Pasamonte en el Quijote de Avellaneda”, en Lemir. Revista de Literatura Española Medieval y del Renacimiento, 9 (2005); J. A. Frago Gracia, El Quijote apócrifo y Pasamonte, Madrid, Gredos, 2005.